La fibromialgia es una enfermedad cuya característica principal es padecer un dolor muscular y de huesos de forma continua de al menos tres meses de duración sin una localización concreta afectando a diferentes partes del cuerpo (en la parte derecha e izquierda, y tanto encima como por debajo de la cintura).
Además del dolor, esta patología suele acompañarse de multitud de síntomas, tales como alteraciones del aparato locomotor, cansancio, alteraciones del sueño, ansiedad, depresión, migraña, alteraciones digestivas, trastornos cognitivos…
Tanta variedad de síntomas provoca que al paciente no le sea fácil obtener un diagnóstico claro y en muchas ocasiones, acabe navegando de un especialista a otro sin rumbo fijo.
Un síndrome que se suele relacionar mucho al tema de la fibromialgia es el síndrome de fatiga crónica. Es un trastorno de larga duración que se caracteriza principalmente por un agotamiento debilitador.
Ese cansancio extremo suele acompañarse de otros síntomas como dolor, alteraciones del sueño, problemas cognitivos… y una variedad de problemas de salud que van desde cefaleas frecuentes hasta sensibilidad a luces y sonidos, por ejemplo. Todo ello conlleva un empeoramiento progresivo de la calidad de vida del paciente.
En ambos casos, el tratamiento se basa principalmente en el alivio de cada uno de los síntomas que padece. También son de ayuda el ejercicio moderado, terapia psicológica…
Ambas patologías se presentan mayoritariamente en mujeres de entre 35 y 50 años. Y es fundamental que a estos pacientes se les ofrezca todo el apoyo necesario para que se sientan comprendidos.
Familia, profesionales sanitarios y asociaciones de pacientes son los pilares sobre los que deben sustentarse y encontrar toda la ayuda que necesitan. El mensaje debe ser unánime: ¡NO ESTÁS SOL@!